DENVER, Colorado. — En febrero, la hija adolescente de Norma Brambila le escribió una carta que ahora lleva en su cartera. Es un dibujo de una rosa y una nota alentadora que anima a su mamá a “seguir luchando” contra su enfermedad, y que le recuerda que algún día se reunirá con su familia en el cielo.

Brambila, una organizadora comunitaria que emigró de México hace un cuarto de siglo, solo tenía sinusitis, pero sus hijos nunca la habían visto tan enferma. “Estuve en cama durante cuatro días”, dijo.

Sin seguro de salud, Brambila había estado evitando buscar atención médica, esperando que el ajo y la canela surtieran efecto. Pero cuando sintió que ya no podía respirar, fue a la sala de emergencias. La factura de $365 —suficiente para cubrir una semana de alimentos para su familia— era más de lo que podía pagar, y terminó endeudada.

La deuda también afectó otra decisión que había estado considerando: si ir a México para tener una cirugía para que le extrajeran un crecimiento en su abdomen que, dijo, es tan grande como una papaya.

Brambila vive en un vecindario del suroeste de Denver llamado Westwood, una comunidad mayoritariamente hispana y de bajos ingresos donde muchos residentes son inmigrantes. Westwood también está en un código postal, 80219, con algunos de los niveles más altos de deuda médica en Colorado.

Allí, más de uno de cada 5 adultos han tenido históricamente facturas médicas impagas en sus informes de crédito, una tasa más parecida a la de West Virginia que a la del resto de Colorado, según datos de crédito de 2022 analizados por el Urban Institute, una organización sin fines de lucro.

Las luchas del área reflejan una paradoja sobre Colorado. En general, la carga de deuda médica del estado es más baja que la de la mayoría. Pero las disparidades raciales y étnicas son más amplias.

La brecha entre la carga de deuda en los códigos postales donde los residentes son principalmente hispanos y/o no blancos y los códigos postales que son principalmente blancos no hispanos es el doble de lo que es a nivel nacional. (Los hispanos pueden ser de cualquier raza o combinación de razas).

La deuda médica en Colorado también se concentra en códigos postales con porcentajes relativamente altos de inmigrantes, muchos de ellos de México.

El Urban Institute encontró que el 19% de los adultos en estos lugares tenían deuda médica en sus informes de crédito, en comparación con el 11% en comunidades con menos inmigrantes.

A nivel nacional, aproximadamente 100 millones de personas tienen alguna forma de deuda de atención médica, según una investigación de KFF Health News y NPR. Esto incluye no solo facturas impagas que terminan en agencias de cobros, sino también aquellas que se están pagando a través de planes de pago, tarjetas de crédito u otros tipos de préstamos.

Los datos revelan que las brechas raciales y étnicas en la deuda médica existen casi en todas partes. Pero la división de Colorado —en línea con la de Carolina del Sur, según los datos del Urban Institute— existe aunque el estado tiene algunas de las protecciones más amplias del país contra estas deudas.

Esta brecha amenaza con profundizar desigualdades de larga data, dicen defensores de pacientes y consumidores. Y resalta la necesidad de más acción para abordar la deuda médica.

“Exacerba las brechas raciales de riqueza”, dijo Berneta Haynes, abogada principal del National Consumer Law Center, una organización sin fines de lucro que fue co-autora de un informe sobre deuda médica y disparidades raciales.

Haynes dijo que demasiados residentes de Colorado, especialmente residentes de minorías, siguen atrapados en un círculo vicioso en el que evitan la atención médica para evitar las facturas, lo que resulta en más deuda y peor salud.

Brambila dijo que ha visto este ciclo con demasiada frecuencia en Westwood, en su trabajo como organizadora comunitaria. “Realmente me encantaría ayudar a la gente a pagar sus facturas médicas”, agregó.

Brambila en la puerta de La Casita Community House en el vecindario Westwood de Denver. (Rachel Woolf for KFF Health News)
Un mural en el vecindario Westwood, en Denver. (Rachel Woolf for KFF Health News)

¿Salud o deuda?

Roxana Burciaga, que creció en Westwood y trabaja en Mi Casa Resource Center, en el vecindario, dijo que al menos una vez a la semana escucha preguntas sobre cómo pagar la atención médica.

La deuda médica es un “gran, gran, gran tema en nuestra comunidad”, dijo.

La gente no entiende lo que cubre realmente su seguro o no puede conseguir citas para atención preventiva que se ajusten a sus horarios de trabajo, explicó.

Muchos, como Brambila, ignoran la atención preventiva para evitar las facturas y terminan en salas de emergencias.

Los médicos y enfermeras también dicen que observan estas tensiones.

Amber Koch-Laking, médica de familia en el Denver Health’s Westwood Family Health Center, parte del sistema de salud público de la ciudad, dijo que las finanzas a menudo surgen en conversaciones con pacientes. Muchos intentan obtener citas de telesalud para evitar el costo de ir en persona.

Sumándose a la presión están las “desafiliaciones” de Medicaid, el proceso por el cual los estados vuelven a examinar la elegibilidad (proceso que se había suspendido durante la pandemia) para la cobertura de salud para personas de bajos ingresos, dijo Koch-Laking.

“Dicen, ‘Oh, estoy perdiendo mi Medicaid en tres semanas, ¿puedes ocuparte de estas siete cosas sin una visita?’ o ‘¿Podemos hacerlo por el portal?, porque no puedo pagar una cita”.

Buscando la solución correcta

Colorado ha tomado medidas para proteger a los pacientes de la deuda médica, incluida la expansión de la cobertura de Medicaid a través de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA) promulgada en 2010.

Más recientemente, líderes estatales exigieron a los hospitales ampliar la asistencia financiera para pacientes de bajos ingresos y prohibieron que todo tipo de deudas médicas se reflejaran en los informes de crédito de los consumidores.

Pero las complejidades de muchos programas de asistencia siguen siendo una barrera importante para los inmigrantes y otras personas con conocimiento limitado de inglés, dijo Julissa Soto, consultora de equidad en salud con sede en Denver enfocada en los latinos de Colorado.

Por ejemplo, muchos pacientes no saben que pueden recibir ayuda para sus facturas médicas del estado o de organizaciones comunitarias.

“El sistema de atención médica es un rompecabezas. Mejor aprende a jugar con el rompecabezas”, dijo Soto, contando que ella misma vivió la experiencia de tener cuentas médicas enviadas a agencias de cobros cuando emigró por primera vez a Estados Unidos desde México.

“Muchos hospitales también tienen financiamiento para ayudarte con tu deuda. Solo tienes que llegar a la persona adecuada, porque parece que nadie quiere informarnos que esos programas existen”, dijo. Y agregó que simplificar las facturas ayudaría mucho a muchos pacientes. Varios estados, incluidos Oregon, Illinois y Maryland, han intentado facilitar que las personas accedan a la ayuda financiera del hospital al requerir que los hospitales analicen proactivamente a los pacientes.

Defensores de pacientes y consumidores dicen que Colorado también podría restringir aún más el agresivo cobro de deudas, como las demandas, que siguen siendo comunes en el estado.

Nueva York, por ejemplo, prohibió el embargo de salarios después de descubrir que la práctica afectaba desproporcionadamente a las comunidades de bajos ingresos. En ese estado, la investigación también mostró que la carga de la deuda médica estaba afectando dos veces más a las comunidades minoritarias en comparación con las comunidades blancas no hispanas.

A photo of a woman holding a letter from her daughter.
Cuando Norma Brambila, organizadora comunitaria de Westwood Unidos, sufrió una sinusitis, pospuso la búsqueda de atención médica por temor a la factura que llegaría. Se enfermó tanto que su hija le escribió una carta en español diciéndole cuánto la amaba e instándola a “seguir luchando”.(Rachel Woolf for KFF Health News)

Elisabeth Benjamin, abogada de la Community Service Society de Nueva York, dijo que los hospitales estaban embargando los salarios de personas que trabajaban en Walmart y Taco Bell.

Maryland promulgó límites a las demandas por cobros de deudas después que defensores descubrieran que los pacientes que vivían en vecindarios predominantemente minoritarios estaban siendo víctimas de estas prácticas de manera desproporcionada.

Incluso en condados ricos, “los bolsillos que se están persiguiendo están en vecindarios mayoritariamente latinos”, dijo Marceline White, directora ejecutiva del grupo de defensa Economic Action Maryland. El grupo de White ayudó a aprobar una ley que exige a los hospitales reembolsar a los pacientes de bajos ingresos y evitar el escenario que estaba viendo, en el cual los hospitales estaban “demandando a pacientes que deberían haber recibido atención gratuita”.

Cobrando un alto precio

En Colorado, los legisladores están considerando una medida para mejorar el acceso de los pacientes a la ayuda financiera: una modificación al programa estatal Hospital Discounted Care, que haría que los hospitales fueran sitios de elegibilidad presunta para Medicaid.

Mientras tanto, algunos defensores de los consumidores dicen que las protecciones existentes no están funcionando lo suficientemente bien.

Los datos estatales muestran que los pacientes que recibían asistencia financiera eran principalmente blancos no hispanos. Y, aunque no está claro por qué, el 42% de los pacientes que podrían haber sido elegibles no fueron evaluados por los hospitales para recibir esa asistencia.

“Lo que está claro es que muchas personas no lo están logrando”, dijo Bethany Pray, directora adjunta del Colorado Center on Law and Policy, un grupo de ayuda legal con sede en Denver que impulsó la legislación de atención con descuento.

Entre las comunidades de inmigrantes del estado, la deuda médica —y el miedo a la deuda— continúan cobrándose un alto precio.

“Lo que hemos escuchado de nuestros constituyentes es que la deuda médica a veces es la diferencia entre que tengan vivienda y que estén sin hogar”, dijo Shontel Lewis, miembro del Concejo Municipal de Denver. Su distrito incluye el código postal 80216, otro lugar al norte del centro de la ciudad que está agobiado por una deuda médica generalizada.

Paola Becerra es una inmigrante que vive en Estados Unidos sin papeles y estaba embarazada cuando la trasladaron en autobús desde un refugio de Texas a Denver hace unos meses.

Dijo que se ha saltado las visitas de atención prenatal porque no podía pagar los copagos de $50. Tiene cobertura de salud de emergencia a través de Medicaid, que no cubre visitas preventivas, y ya acumuló alrededor de $1,600 en facturas.

“No sabía que iba a llegar embarazada”, dijo Becerra, quien pensó que ya no podía concebir cuando salió de Colombia. “Tienes que renunciar a tu salud. O pago el alquiler o pago el hospital”.

Para Rocío Leal, organizadora comunitaria en Boulder, la deuda médica se ha convertido en una característica definitoria de su vida.

A pesar del seguro de salud que tenía a través de su trabajo, Leal terminó con préstamos al día de alto interés para pagar por nacimientos saludables, embargo de salarios, citas prenatales que se perdió para ahorrar dinero y un puntaje de crédito “arruinado”, que limitó sus opciones de vivienda.

Leal recordó momentos en los que pensó que serían desalojados y otros momentos en los que les cortaron la electricidad. “No es que lo estemos evitando y no queramos pagar. Es solo que a veces no tenemos la opción de pagar”, dijo.

Agregó que, ahora, los peores momentos han quedado atrás. Está en una casa que ama, donde los vecinos traen pasteles para agradecer a su hijo por quitar la nieve de sus pórticos. Sus hijos están bien. Una hija obtuvo un promedio de calificaciones perfecto por segundo semestre consecutivo. Otra está tocando el violín en la orquesta escolar. Su tercera hija asiste a un club de arte. Y su hijo fue aceptado recientemente en la universidad para estudiar ingeniería biomédica.

Están cubiertos por Medicaid, lo que ha eliminado la incertidumbre en torno a las grandes facturas médicas. Pero la deuda médica sigue persiguiendo a Leal, que tiene diabetes tipo 2.

Cuando la remitieron al Boulder Medical Center para que le revisaran los ojos después del diagnóstico de diabetes, dijo que le dijeron que había una alerta roja junto a su nombre. La última vez que había interactuado con el centro médico había sido unos 12 años atrás, cuando no pudo pagar las facturas del pediatra.

“Estaba en proceso de mudanza y luego embargaron mis salarios”, recordó. “Solo pensé, ‘¿Qué más debo?'”.

Con el corazón latiendo con fuerza, colgó el teléfono.

El corresponsal senior de KFF Health News, Noam N. Levey, contribuyó para este informe.